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23 PARES – LA SANGRE HABLA.

SINOPSIS

Un hombre adulto descubre que su tío es en realidad su padre. El secreto familiar revelado hace tambalear los cimientos de su vida: ya no sabe a quién creerle, ni siquiera está seguro de saber quién es. En busca de certezas llegará a un laboratorio de biología molecular, el escenario principal de esta serie de unitarios, donde descubrirá que sí se pueden hallar verdades incontrastables en la información que provee el patrón de ADN. Pero también sabrá que la identidad es más compleja que un código génetico y que nada de lo que somos es independiente de nuestra historia de vida, de los afectos, de la interacción con los demás.

En esta tensión entre lo que devela la ciencia como verdad irrefutable y lo aleatorio de la experiencia humana se desenvolverá la historia de Carmen y Elena, una bióloga y la otra abogada, las hermanas que dirigen el laboratorio heredado de su padre y su madre, científicos reputados que colaboraron en la investigación que consiguió establecer el “índice de abuelidad“, promovida por las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de sus nietos y nietas apropiados.

Estas dos mujeres que crecieron durante la última dictadura militar, que como parte de su generación han sido testigos de los extraordinarios cambios que se han producido en las últimas décadas en términos de comunicación, ciéntificos y también vinculares, serán quienes busquen las respuestas posibles para las historias que se irán presentando, capítulo a capítulo, en el laboratorio.

La variedad de conflictos que podrían resolverse a través de la determinación de patrones de ADN será la que permita a esta serie de unitarios visitar a lo largo de los 13 episodios distintos géneros: el drama, la comedia, el policial, el melodrama, la reconstrucción histórica; así como la vida misma está atravesada por estas instancias. Porque este laboratorio, además, vive conflictos propios de su tiempo. La relación entre las hermanas, que también estará atravesada por un conflicto de identidad que se resolverá sobre el final, se debate entre las reglas del capitalismo que le imponen aggionarse para sostenerse y hasta incluír servicios “cosméticos“ que podría ofrecer la determinación de un particular código genético –como descubrir una dieta ideal para cada metabolismo- y la intención expresa de poner el saber científico al servicio de la justicia, de los vínculos y del bienestar de las personas.

Cada capítulo presentará un caso que se resolverá a lo largo del mismo y que funcionará como espejo de las búsquedas personales y familiares de estas hermanas en terrenos que también comprometen a la identidad: la sexualidad, el compromiso político, la maternidad y el ejercicio de la profesión.

Para la generación que nació durante los años oscuros de la última dictadura militar, la duda sobre la propia identidad no es una mera fantasía si no el producto de un plan sistemático que pretendió, justamente, modificar la identidad de todo un país. Pero fue en busca de la verdad, de la recuperación de la propia historia que excede el vínculo genético, que el derecho a la identidad se convirtió en un derecho humano para el mundo entero. El valor de la identidad y la compleja trama que la teje es el trasfondo de esta serie de ficción que de una o de otra manera nos interpela a todos y a todas.